Desde que, en 1998, la estructura de la caseta del concentrador de palancas de la estación de Torrelodones fuese instalada en el Ferrocarril de las Delicias tras su rescate por el Museo del Ferrocarril, no hemos parado de trabajar, en mayor o menor medida, en su rehabilitación, restauración y adaptación como cocherón de tracción vapor. Durante el verano de 2004 y con la colaboración de AREMAF, avanzamos notablemente en los trabajos.
El pasado año, las obras de mejora iniciadas en el parque y la reforma y traslado al nuevo taller y local social, impidieron continuar con las labores, que se han retomado este verano y que, finalmente, se concluirían con su inauguración durante el IX Día del tren.
La caseta de Torrelodones
Esta elegante estructura metálica forma parte de un número sin determinar de casetas iguales, encargadas por la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España en el último tercio del siglo XIX y solían situarse en bifurcaciones u otros puntos vinculados con el control de tráfico ferroviario. La de la imagen de la izquierda, estaba en Valencia, en la bifurcación de las líneas de Utiel y Norte-Aragón. Las fotos central y derecha corresponden a Torrelodones (Línea de Madrid a Irún). Fue instalada por RENFE aproximadamente en 1946 para albergar las mandos de paso a nivel y enclavamiento y desconocemos la procedencia y uso para los que, en origen, la encargara la Compañía del Norte. Lo cierto es que por sus técnicas constructivas y ornamentación, corresponde a la etapa en la que se ha estimado su antigüedad.
Trabajos realizados
Los trabajos realizados han consistido en el saneado y reforzamiento de la estructura, retirar las puertas de su emplazamiento original y reconstruir el hueco resultante con materiales y aspecto de origen, sustituir los cristales de origen por chapa de acero soldada, reconstrucción integral del lateral por el que se va a acceder con los trenes que ha precisado rebajar el marco inferior a la altura de la cabeza del carril. Para garantizar la seguridad final de la caseta se ha optado por la instalación de un cierre metálico de persiana, que quedará completamente oculto durante la apertura del parque.
Las planchas originales del marco inferior precisaron de una renovación integral ya que presentaban importantes corrosiones y han sido sustituidas por nuevas planchas de acero galvanizado con la recuperación de las molduras originales, que han sido saneadas y pavonadas en frío. El techado se ha llevado a cabo con materiales aislantes tipo “sándwich” conformados por dos caras de acero galvanizado lacado con interior de aislante térmico sintético, nuevas tirantas de acero y canalón de PVC. No se ha llevado a cabo el techado con teja cerámica como el de origen, por no sobrecargar la estructura primitiva ensamblada con roblones en caliente hace un siglo.
La instalación eléctrica cuenta con todos los servicios que precisa el uso final; línea de comunicaciones, tensión y red de carga para acumuladores. El acabado exterior se ha realizado con tres capas de laca anticorrosión en contraste de grises con los colores de origen y el interior con aislamiento térmico de poliestireno y friso de abeto macizo barnizado. Cuenta con una superficie de trabajo para pequeñas intervenciones y elementos para albergar todo lo necesario para el funcionamiento de las locomotoras mientras el parque esté abierto al público.
El aspecto estético se ha cuidado al máximo puesto que el cocherón ocupa un lugar de honor en el conjunto del parque, además, la transformación hacía necesaria una especial atención en este aspecto, con el fin de evitar excesivos anacronismos y alteraciones innecesarias. La ausencia de uno de los ornamentos en la cumbre de un frontal ha sido suplida con una estrella roja de cinco puntas, símbolo de la antigua Compañía del Norte.
Los costes de la restauración han superado los 12.000 €. y han sido asumidos por el Círculo.
El Museo del Ferrocarril colaboró con la retirada de escombros.